Por Julio Pereyra

Tarde un poco nublada del 6 de diciembre de 2015 en el despegue Niña Paula en Traslasierra, Córdoba. Luego de varios intentos se pudo gambetear al niño, que nos viene azotando bastante, y hacerse otra fecha del RAC.
La condición parecía prometedora pero el día anterior había llovido, y resultó en una tarde de vuelo donde era un poco difícil mantenerse y las térmicas no subían demasiado, así por lo menos lo mostraban los que habían despegado antes de la ventana.

Momentos después despegan varios pilotos para el RAC, eran como 15.
Decido esperar a que lo hagan, observar y después salir.

Quedamos unos pocos en rampa con los equipos desplegados esperando q enfrente cuando se asomaba el sol entre las nubes. Se empezó a despejar. Algunos despegan y la condición seguía bastante igual, pero no impidió que la naturaleza nos mostrara sus «demonios», o dicho de otra forma, nos mandara un diablillo al despegue, uno bien poderoso, de los que se ven en esos videos borrosos convertidos de filmaciones viejas VHS en youtube, y decis «esto seguro no pasa nunca, mira ese video, es eterno…debe ser como que te alcance un rayo»… pero pasó.

El aire se detuvo por unos segundos, luego entro como un rotor que enrosco la vela desde el borde de ataque al de fuga. Se escucha el comentario de otro piloto amigo al lado: «se puso de atrás», y recogió su vela un poco. Yo la verdad me distraje hablando con él…craso error! Sin dar mas tiempo, entró el diablillo con toda la furia, invisible, desde un costado a la derecha, pendiente abajo, de la parte de adelante del despegue. Primero agito un poco la vela, luego la tomo tal cual el increíble Hulk a los malos en las pelïculas…increíble fuerza, y la hacía girar como una hélice a toda velocidad entwistándola, mientras yo atado al arnés por momentos daba vueltas en círculos grandes en el piso y otro rato estaba como a 1 metro o mas del suelo haciendo sapitos (rebotando). A todo esto avanzaba hacia la quebrada a un lado de rampa, cruzándola en diagonal.

 

Foto referencial

En el trayecto, en unos de los giros en el piso le pego con el arnés a otro piloto en las piernas y lo tiro al piso…la vela seguía con vida propia. A continuación, se enreda en otro equipo que estaba solo, desplegado en el trayecto. Ahora eran dos velas endemoniadas girando totalmente anudadas entre si. Intento tirar de algunos suspentes para desconfigurarla, mientras seguía en el terrible twist que estaba metido, y nada…era lo mismo que hacer nada. Me corta los guantes y arroja contra el piso, me protege una parte el dorsal de la silla y el casco, ya que le metí un cabezazo al suelo en un momento.

A todo esto me pueden agarrar del arnés y frenar un poco el arrastre, me suelta (pero después de un recorrido infernal de unos 20-30 metros) y el diablillo sigue, invisible, vaya saber hacia donde.
Por suerte no hubo quebrados ni daños mayores. Yo bastante golpeado, con un par de marcas en los dedos y golpes en una pierna. Las dos velas sufrieron bastante, una mas que otra, cortándose entre si por la fricción, y cortando suspentes y hasta arrancando un anclaje de bandas A. Por suerte todo termino ahí y fue solo una anécdota. Pero que dejo una buena enseñanza, que esas cosas raras que uno cree que nunca pasan pueden pasar, sin ser pesimista. Así es el aire, tan calmo a veces pero tan vivo y con tantas variables, que entendí más aún que siempre hay que estar alerta, entrenarse y aprender cada día mas de él…todo suma.

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